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jueves, 4 de agosto de 2011

En la cocina real

Salió de la habitación. Se encontró en un amplio pasillo lleno de grandes cuadros. Eran muy pintoresco y recargado. Había mesas alargadas con jarrones cada pocos metros. No había nadie, así que tuvo tiempo para fijarse en cada detalle. Tenía la sensación de haber viajado en el tiempo. Tenía muchas ganas de abrir cada una de las puertas, pero su instinto la decía que estaba en peligro. Cuando llegó a una nueva ventana se asomó. Vio el mismo paisaje que hacía unos minutos pero desde otro ángulo.  Llegó al final del pasillo. Unas escaleras muy empinadas bajaban hacia algún lugar. Miró atrás. No tenía otra opción. Intentó bajar sin hacer ruido. Las escaleras de mármol hacían resonar sus tacones por todos lados.
Llegó hasta una sala muy grande llena de puertas. Siguiendo su instinto entró en la segunda puerta. Fue a parar a una cocina con un ritmo frenético. Nadie se percató de su presencia, incluso la trataron como si fuese un pinche más. Para no llamar la atención, actuó como tal. No tuvo problemas hasta el final, cuando un hombre de uniforme se acercó a ella.

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