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jueves, 20 de octubre de 2011

Vestido nuevo

- ¿Sabes coser?- preguntó Stephano por detrás de los matorrales, a la mañana siguiente.
- De pequeña se me daba bien, ¿por?- preguntó Ella extrañada.
- Pues aquí te traigo cosas- y se mostró a la luz cargado con un vestido de tonos dorados y telas rojas- también tenemos un sitio para quedarnos. Una posada no muy lejos de aquí.. Reservé la habitación más alejada del resto y les pagué un extra para que  no nos molestasen- sonrió.
Los dos emprendieron el camino, por primera vez relajados. Ella se dio cuenta de que Stephano cojeaba un poco en la pierna en la que había sido mordido. Se lamentó por ello, sabía que no había sido su culpa, pero a pesar de ello, tenía remordimientos.  Cuando llegaron a la posada se sintió totalmente dichosa. Sobre todo después de darse un baño y sentirse libre de toda suciedad. Enseguida se puso manos a la obra para dejar aquel vestido dorado irreconocible. Pronto se dio cuenta de que si lo intentaba hacer como ella se había imaginado, el vestido aún quedaría reconocible. Por eso le pidió a Stephano que la trajese telas negras. Nunca lo hubiese pensado, pero aquel trabajo incluso la divertía. ¿Acaso estaba cambiando?, se miró al espejo, ¿debería cambiar también su aspecto? se quedó parada. Quizás sí, se parecía demasiado a Ágata, quizás alguien en la corte la pudiese reconocer.
Bajó con mucho cuidado, para no ser vista. Se fue hasta un campo cercano. Empezó a mirar a su alrededor. Esperaba tener una idea maravillosa. Se sentó en una piedra. Pasaron los minutos pero su cerebro seguía en blanco. ¿Acaso su ingeniosidad se había evaporado?, siguió mirando al horizonte. De repente se acordó de varias situaciones de su vida diaria. ¿Era su época una sociedad sin valores morales?, ahora todo lo veía más sencillo, se limitaba a sobrevivir. Antes de haber viajado hasta allí era una adicta a la tecnología, al igual que los demás.. ¿había perdido la inocencia de manera precoz? hizo un breve repaso a su vida. Justo en el momento que estaba llegando a su época de instituto se acordó de algo. Enseguida se levantó de la piedra. Sus zapatos rojos la llevaron hacia un lugar cercano lleno de camomila. Sonrió para sus adentros y la cogió.
Volvió corriendo a posada. Cogió los ingredientes que necesitaba. En el instituto había tenido una profesora de química que estaba loca. Además de ello, estaba obsesionada con la belleza y la edad, y una vez en el laboratorio les enseñó a elaborar un tinte casero. En aquella época pensó que aquello jamás la sucedería. ¿Acaso todo servía para algo?, por segunda vez en el día sonrió para sí.  Mientras tanto, volvió Stephano con las telas que ella necesitaba.  Le había preguntado como las había conseguido, pero él se limitó a decir que no quería que fuese cómplice de sus delitos. Sin más preguntas se sentó a terminar el vestido. Le pidió que la dejase sola, para estar más tranquila. Estaba demasiado ocupada con todo lo que tenía que hacer, como para que su presencia la distrajese. Tras cuatro horas de duro trabajo se tiñó el pelo y se puso el vestido. Miró al espejo y se sintió muy satisfecha. El corpiño rojo la sentaba como un guante. La falda del vestido era negro, contrastaba con su blanca piel. Con el pelo rubio se hizo un moño alto. Estaba preparada para hacer su presentación.



jueves, 14 de julio de 2011

Libros sobre mitología

Cuando terminó de cenar se acercó hacia la chimenea. Aquella casa era demasiado fría y el fuego que había demasiado tentador. Se sentó en un gran sillón de cuero y se dedicó a observar todo lo que la rodeaba. Se levantó y cogió un par de libros. Todos los que estaban allí eran muy antiguos. Justamente los que tenía entre manos era sobre los celtas y la mitología escandinava.
Se acercó nuevamente a la mesa y cogió su rosa. Abrió el primer libro y comenzó  a devorarlo. Era muy interesante, trataba sobre las batallas que tenían los dioses nórdicos. Freyja y Odín eran los protagonistas. Ella no sabía nada de este tipo de mitología, pero la encontró muy divertida. Leyendo pasó varias horas. Cuando empezó a leer sobre el Ragnarök escuchó un ruido a su espalda.
Se dio la vuelta tensa. La puerta se había abierto con demasiada violencia. Allí le vio, estaba observándola. Sus grandes ojos negros y sus rizos negros la dejaron totalmente hipnotizada. Ella se quedó quieta y aquel hombre empezó a acercarse lentamente. Cuando estuvo a su lado, miró el libro que estaba leyendo y se lo quitó de las manos. Se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la puerta. ¿Qué había significado eso?. ¿Por qué la había quitado el libro? , Ella no entendía este comportamiento tan brusco.


viernes, 1 de julio de 2011

Humo rojo

Uno de los hombres que estaban en el centro del ritual, se levantó bruscamente. Ella se asustó y pensó que la había visto. Se acurrucó detrás de la columna en la que estaba escondida. Sus nervios estaban a flor de piel. Afortunadamente era una falsa alarma, el hombre fue hacia una antorcha y la cogió. Volvió hacia el círculo y prendió fuego a algo que se encontraba en el centro.
Los cánticos cada vez eran más fuertes y con un tono más grave. El fuego se empezó a avivar.  Un denso humo empezó a inundar toda la estancia.  Cuando toda la estancia estuvo sumida en humo, el fuego se apagó repentinamente. Los cánticos también cesaron. Poco a poco algunos miembros se empezaron a acercar donde estaban las cenizas consumidas y empezaron a cantar una nueva melodía. Las voces eran dulces, eran mujeres todas las que cantaban. Ella se asomó para ver un poco más y notó un cierto pesar. ¿A qué se debía esa sensación?, se preguntó a si misma. 
Cuando las mujeres volvieron otra vez a su posición inicial, el humo empezó a cambiar de color para pasar a ser rojo. Ella se quedó inquieta, se dio cuenta como los ojos negros la estaban observando desde la lejanía. Se puso muy nerviosa, pero ya no podía volver atrás. Se había adentrado demasiado en aquella cueva y seguramente que sí se movía, todos notarían su presencia.

viernes, 24 de junio de 2011

La cuerda del destino

Cuando el agua la empezó a rozar el cuello, Ella ya estaba totalmente desesperada. No sabía como salir de ahí. Miró arriba, pero solo vio la oscuridad de las rocas que habían tapado la entrada casi por completo. Cuando su aceptación de la cruda realidad estaba empezando a aparecer en su cabeza, escuchó un ruido proveniente de arriba. ¿Acaso estaba soñando?, ¿Estaba caminando hacia el paraíso?.
Una pequeña luz apareció y algo se empezó a mover. Segundos después una cuerda apareció de la nada. Ella sin pensárselo dos veces cogió la cuerda y empezó a subir. Las fuerzas la flaqueaban, pero intentó avanzar. Sentía como debido al esfuerzo perdía el conocimiento por segundos y volvía a resbalarse hacia abajo. A pesar de todo intentaba pensar en la luz y llegar hacia ella. 
La cuerda se empezó a mover, alguien tiraba de ella, estaba llegando a la superficie. La luz había desaparecido, pero unos brazos fuertes y cálidos tiraron de ella hasta sacarla del pozo. Perdió el conocimiento en ese mismo instante.
Tardó tiempo en despertar. Mientras soñaba con laberintos oscuros de los que era incapaz de salir. Buscaba la salida pero por más que quería y deseaba no la encontraba. Empezó a sentir ansiedad. Tanto le subió el pulso que sufrió un gran espasmo y se despertó. Abrió los ojos violentamente. Se asustó. La estaban mirando los ojos negros.