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miércoles, 25 de mayo de 2011

El pasillo

Durante la siguiente hora no fue capaz de encontrar esos ojos otra vez, así que se dedicó a entablar conversaciones con los invitados. También se adentró en la sala de baile, donde unos músicos virtuosos tocaban las melodías más dulces que invitaban al baile. Ella se sentía totalmente maravillada y relajada.
Cuando después de unos minutos giró la cabeza a la izquierda, su corazón empezó a latir con mucha fuerza. Allí entre la multitud estaban los ojos negros. Intentó acercarse, pero cuando llegó, habían desaparecido otra vez. Se asomó por todos los rincones cercanos hasta que nuevamente los descubrió ocultándose entre las sombras. Sin vacilar ni un segundo Ella se acercó hacia el lugar. Solo vio un largo pasillo con unas enormes puertas al final. No había otro camino así que decidió adentrarse.
Esa parte del museo estaba totalmente en silencio y penumbra, por lo que Ella sintió varios escalofríos en su piel. ¿Merecía la pena adentrarse en lo desconocido? se preguntó. Llegó al final del pasillo y con las manos temblando empezó a tirar de la puerta para abrirla.

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