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jueves, 22 de septiembre de 2011

Corriendo hacia la puerta

Eran momentos de desesperación. Ahora tenían a cuatro guardias corriendo detrás de ellas. Los invitados se quedaron tan sorprendidos que ni se movieron. Cuando se les pasó el susto algunos empezaron a aplaudir. Quizás pensasen que seguía siendo parte de la función. Mientras tanto, Ella estaba al borde de un ataque de nervios.  La estaban pisando los talones y la puerta seguía estando muy lejos. O sucedía un milagro o las atraparían. No quería ni pensar lo que podría pasar en ese caso. La mazmorra en la que estuvo probablemente la parecería un cuento de hadas.
Los segundos pasaban y su situación empeoraba. Ella intentaba mirar a los lados, pero no había otra alternativa. Repentinamente Ágata se tropezó. Cayó de bruces al suelo. Ella mantuvo el equilibrio porque dio un salto. Se dio la vuelta para ayudarla.
-Corre, sálvate, si nos cogen a las dos no tendremos ninguna opción- gritó Ágata.
Ella se quedó sin saber que hacer. Miró a su compañera. Quería ayudarla pero volvió a gritarla otra vez lo mismo. Con todo su pesar siguió corriendo hacia la puerta. Los guardias se entretuvieron con la caída de Ágata. Ella pudo alcanzar la puerta. Miró una última vez atrás y salió de allí. Se encontró en una gran sala. Estaba decorada con un gusto impecable. Intentó despertar de aquel sueño momentáneo.  Buscó una ventana. La distancia hasta abajo era mayor de lo que esperaba. Tenía que saltar. Abrió la ventana con mucha dificultad. Saltó con dificultad. Fue a parar a unos matorrales que amortiguaron la caída. Salió corriendo hacia la oscuridad. Escuchó gritos detrás de ella.

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