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jueves, 29 de septiembre de 2011

Viajar por los pensamientos

No respiró tranquila hasta que no salió por la puerta. En cuanto la cerró a sus espaldas, las lágrimas corrieron un triatlón en sus mejillas. No estaba acostumbrada a ese tipo de violencia. Tenía toda la falda rota, por no hablar de su corsé. Intentó taparse como pudo y salió corriendo. No la importaba mucho hacia dónde se dirigía. Tan solo quería volver a la calidez de su hogar. Las aventuras no eran para ella. ¿Por qué había sido elegida para esta misión?. No tenía aptitudes. No tenía conocimientos de aquella época. ¿Era acaso un castigo?. Estaba sumida en un torrente de pensamientos negativos.
No paró hasta que no se quedó sin aliento. Ni siquiera veía bien, sus ojos estaban llenos de lágrimas. Tan irritados que hasta la escocían. En aquel momento se acordó de su primer amor. Fue un desastre, pero a pesar de ello la hizo sonreír. Después en su mente apareció la imagen de Stephano. Tenía que encontrarlo. El debía cuidarme. No podía ser tan egoísta como para dejarla sola allí. Las imágenes volaron por su cabeza. Intentó serenarse. Miró a su alrededor. Aquella zona la era conocida. Avanzó un poco más. Se encontró en su jardín de tulipanes. Le dio un vuelco el corazón. Era lo que necesitaba. Algo conocido que la diese energías para seguir adelante. Respiró fuertemente y caminó con energía. La quedaba un largo camino hasta llegar a los jardines de Luxemburgo, pero ahora tenía el optimismo que necesitaba. ¿Debía luchar por aquello en lo que creía?, sí, definitivamente la respuesta era afirmativa, ¿pero en que creía? eso ya era mucho más complicado de contestar. ¿Eran sus valores los correctos? ¿Debía ser egoísta y pensar en su propio beneficio?, ¿quizás buscar la huida fácil?, ¿sacrificarse por un bien mayor que su propia vida? millones de preguntas asaltaron su cabeza. El camino era demasiado silencioso. Escuchaba con demasiada claridad las conversaciones de su mente. Sus manos estaban ocupadas, intentaba taparse como podía. En cambio, su mente estaba demasiado libre para viajar por el mundo de los pensamientos. Estaba sobrada de preguntas, pero escasa de respuestas. Aquel camino se la iba a hacer más duro de lo que pensaba.  Los ecos de su mente hablaban. Los pasos de sus pies susurraban. Sentía como se estaba volviendo loca a cada minuto que pasaba. Necesitaba de la seguridad de Stephano.

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