Vistas de página en total

lunes, 4 de julio de 2011

Suave aliento

Cuando el humo rojo se expandió por toda la sala, algunos hombres se desmayaron. Así, poco a poco fueron cayendo todos. Cuando el último hombre se sumió en un profundo sueño, empezaron a  caer las mujeres. ¿Era esa la oportunidad que estaba esperando para escapar?, sus zapatos rojos la llevaron a avanzar hacia la salida, pero su mente tenía curiosidad por saber lo que iba a suceder después. ¿Se despertarían? ¿Qué representaba aquel estado de trance?, demasiadas preguntas sin respuestas.
Mientras tenía un debate interior, sintió una ráfaga de aire en su nuca.
Se dio la vuelta nerviosa. Se quedó totalmente paralizada. Ninguno de sus músculos respondían. Ante ella tenía al hombre de los ojos negros. Se quitó la capucha de la cabeza y llevaba el pelo suelto. Sus grandes rizos caían por sus hombros como una cascada salvaje. Pero sus ojos no se podían apartar de aquellos ojos negros. Remarcados con khol negro, parecían incluso más intensos. La estudiaban atentamente. Ella estaba ruborizada. Sus mejillas se habían encendido. Intentaba bajar la mirada por vergüenza, pero era incapaz. Estaba hipnotizada. Sus labios rojos se volvieron brillantes.
-No deberías estar aquí- salió una voz grave de su boca.
- Lo siento- se disculpó Ella, sin más fuerzas para seguir hablando.
El se agachó hacia su cara. Ella se puso a temblar. ¿Le tenía miedo?. En cuestión de unos segundos sintió como el suave aliento rozaba la comisura de sus labios. Un escalofrió la recorrió el cuerpo.
-Lo siento por esto- le dijo el, y la clavó una pequeña aguja en el brazo. Ella se quedó inmóvil y cayó en sus brazos profundamente dormida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario