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miércoles, 8 de junio de 2011

Invitación a una fiesta

El hombre la enseñó un par de libros más, pero poco después se empezó a poner muy nervioso y la dijo que tenía que irse. Cuando salió del anticuario se fue directamente al trabajo. Paseó por calles llenas de cafés y restaurantes. En cada uno de ellos había gente feliz, disfrutando del momento, ¿acaso ellos no tenían preocupaciones?, ¿era fácil disfrutar plenamente de la compañía de una persona?, le entraron muchas dudas sobre las relaciones humanas. Por un momento se olvidó de las situaciones que había vivido los últimos días.
Cuando llegó al trabajo las horas se pasaron lentamente. Debía empezar con la edición de la revista del mes siguiente y todo eran problemas. No estaban definidas las colecciones de moda que se iba a presentar. Nadie había hablado con los nuevos proveedores. Y por si fuera poco, a media tarde descubrió una invitación a la presentación de un libro a la que no podía faltar. Era esa misma noche, no tendría tiempo para ir a casa y cambiarse. Cuando salieron todos de la oficina fue al almacén y cogió un vestido entallado negro. Se lo puso y fue a la fiesta con una extraña sensación en el estómago.


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