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sábado, 25 de junio de 2011

Un instante

No sabía si su respiración estaba agitada por la situación que había vivido o por los ojos que la estaban mirando.  La cueva estaba muy a oscuras, así que no le pudo ver bien. Pero se fijó en un mechón negro y ondulado que le cubría una parte de la cara. El resto del pelo lo llevaba recogido en una pequeña coleta.
Sus brazos fuertes la dejaron lentamente en el suelo y cogiendo la cuerda se metió en el agujero. Salió empapado unos segundos después. Llevaba en la mano el zapato rojo de Ella.
-Debes irte inmediatamente- la dijo con una voz muy grave. Y dicho esto la dio el zapato y desapareció entre las sombras. ¿Sería capaz de moverse después de que esos ojos la hubiesen dejado sin aliento y con las piernas temblando?, se preguntó a si misma.

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