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jueves, 2 de junio de 2011

Camino

Encontró finalmente sin dificultad aquel lugar que venía indicado en el papel rojo. Decidió que iría al día siguiente por la mañana. Cuanto antes averiguase que estaba pasando, antes comprendería a lo que tenía que enfrentarse. Miró por última vez el ámbar verde que había encontrado, y lo dejó en la mesilla de noche, junto con sus dos piedras. Desde que la mujer  se las había regalado, la sucedían cosas extrañas y sin explicación.
Se levantó al día siguiente sin ninguna dificultad. Desayunó, se vistió y se puso sus zapatos rojos. Estaba lista para comerse el mundo un día más. No iba a dejar que ningún contratiempo, ni ningún problema frenasen su optimismo de cada día.
"El libro rojo" estaba situado bastante lejos de donde ella vivía, así que decidió ir primero a su jardín favorito para pensar. Allí llegó en poco tiempo, y nuevamente los tulipanes llenaron el ambiente de magia.  La energía positiva de aquel lugar la llenaba de satisfacción. ¿Cómo era posible que hubiese gente allí incluso en horas tan tempranas?, ¿acaso los días eran duros, y las personas allí presentes necesitaban un momento de tranquilidad, para coger ánimos y fuerzas?. Después de unos minutos con los ojos cerrados, respirando la bonita fragancia de las flores, y escuchando su propio latido, decidió seguir con su día.
El camino para llegar hasta aquel lugar era bastante complicado. En la zona en la que se encontraba había multitud de calles pequeñas llenas de comercios y de diversos cafés. Toda clase de personas se paseaban o corrían con prisa por allí. Después de callejear mucho, por fin llegó a su destino. Ante su sorpresa se encontró delante de un anticuario. Parecía muy solitario y abandonado, pero aún así, sin pensárselo dos veces, entró de forma decidida.

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