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lunes, 20 de junio de 2011

Pasillos estrechos

Se adentró en un pasillo largo. Ninguna luz alumbraba su camino así que iba palpando la pared para no caerse. Por fin, al final del pasillo un último candelabro apareció y se fue apagando poco a poco. Debía haber unas escaleras o algo. Ella siguió andando con mucho cuidado. Bajó las escaleras y se encontró dentro de una cueva.
Escuchó atentamente, pero las voces eran muy lejanas. Cogió su móvil para alumbrar un poco el camino. Se colocó en el centro de la cueva. Alumbró toda la cueva y vio que delante tenía cuatro posibles caminos. Se acercó para ver si podía distinguir de donde procedían las voces. Pero nada. Debía elegir al azar. Decidió entrar por la segunda, siempre la habían gustado los números pares. 
Empezó a caminar despacio, había demasiados salientes de rocas que la dificultaban avanzar. ¿Acaso había elegido el camino correcto?. Un extraño reflejo a lo lejos la devolvió la esperanza. Intentó caminar más rápido, no la quedaba demasiada batería en el móvil y no tenía otra fuente de iluminación. 
Cada vez había más salientes de rocas, y una esquina muy estrecha que comunicaba con una segunda sala. Cuando intentó pasar por el estrecho espacio de la esquina, notó como perdía el equilibrio por segundos. Sus pies resbalaron y empezó a caer en un agujero. ¿Acaso era su final?, se preguntó a si misma.

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