Vistas de página en total

sábado, 4 de junio de 2011

El anticuario

Las paredes del pequeño anticuario estaban pintadas de rojo, y tenían grandes ventanales de madera. La puerta principal también era de madera y parecía muy vieja, así que tiró de ella cuidadosamente. Entró en una pequeña sala llena de diversos objetos, todos ellos relacionados con la Edad Media. Después de la sala había un pequeño pasillo, que la llevó a una sala más grande. Entró sin hacer mucho ruido para poder contemplar todo sin llamar demasiado la atención. Había varias personas curioseando objetos que parecían maravillas sacadas de un cuento.
Al fondo de la sala había una gran mesa de madera oscura. Detrás de ella, había un viejo señor de larga barba blanca y cejas pobladas. Llevaba unas gafas apoyadas sobre la nariz y estudiaba un documento con mucha atención. ¿Sería aquel el hombre al que estaba buscando?, ¿sabría ayudarla a descubrir que estaba pasando?.
Se acercó a la mesa con paso decidido. Saludó amablemente pero no la hizo caso, estaba muy concentrado en su lectura. Esperó callada a su lado sin saber muy bien que hacer.
-¿Para qué ha venido?- la preguntó repentinamente levantando la mirada.
-encontré su dirección en un papel y pensé que quizás me podría ayudar- y le entregó el papel rojo.
-Curioso- dijo nada más ver el papel- muy curioso- volvió a repetir y arrebató el papel de sus manos. Lo estudió unos minutos, después dijo alguna expresión que Ella no logró entender a la vez que sus ojos empezaban a brillar de alegría. Se levantó y desapareció detrás de una puerta dejándola atónita.

No hay comentarios:

Publicar un comentario