Constató que no había ninguna salida. Su corazón se empezó a acelerar por momentos cuando contempló la idea de que no iba a volver a ver la luz. Cuando estaba más desesperada se produjo un movimiento de tierra. Con un gesto de protección se puso las manos sobre la cabeza. Arena y piedras empezaron a caer con mucha fuerza. Cuando cesó el temblor miró arriba y dio un grito de terror cuando vio que grandes rocas habían tapado casi toda la salida. Empezó a pensar y mirar a su alrededor, pero nada se la ocurría.
Repentinamente empezó a sentir humedad en los pies, ¿de dónde venía aquella agua?. En cuestión de pocos minutos vio como uno de sus zapatos comenzaron a flotar y su desesperación empezaba a ser máxima.
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